La
maduración cerebral es un proceso caractarizado por innumerables y
progresivas transformaciones cerebrares que van desde la concepción, la
gestación, etc. implica estímulos externos y puede verse afectada si
hay traumatismos, lesiones o enfermedades que alteran la maduración del
mismo. Al nacer, el cerebro de un niño aún no está maduro, sino en constante evolución, de
modo que hay respuesta a todos los estímulos externos y mediante los
procesos bioquímicos internos va formándose el cerebro del niño. La maduración del cerebro de los niños es progresiva en el tiempo.
La mayor parte de esta maduración se realiza en los primeros años de vida. Por ejemplo, las áreas que determinan la comprensión (área de Wernicke) maduran antes de la que genera el habla (área de Broca), de tal manera que un crio entiende mucho más de lo que puede decir.
Por otra parte, la maduración no es simultánea en todo el cerebro, la región posterior (lóbulo occipital) madura antes que las regiones anteriores (lóbulo frontal).
La mayor parte de esta maduración se realiza en los primeros años de vida. Por ejemplo, las áreas que determinan la comprensión (área de Wernicke) maduran antes de la que genera el habla (área de Broca), de tal manera que un crio entiende mucho más de lo que puede decir.
Por otra parte, la maduración no es simultánea en todo el cerebro, la región posterior (lóbulo occipital) madura antes que las regiones anteriores (lóbulo frontal).
Cuando madura la zona frontal, el niño empieza a tomar conciencia de sí mismo, ya no señala un espejo como si fuera otro niño.
Cada etapa de la maduración del cerebro va a implicar la siguiente, lo que explica que si se rompe un paso, puede haber efectos en cascada sobre el desarrollo de las fases posteriores. El niño hará adquisiciones por la maduración de las distintas regiones del cerebro, y también bajo la influencia de su experiencias personales y las interacciones con su entorno.
Cada etapa de la maduración del cerebro va a implicar la siguiente, lo que explica que si se rompe un paso, puede haber efectos en cascada sobre el desarrollo de las fases posteriores. El niño hará adquisiciones por la maduración de las distintas regiones del cerebro, y también bajo la influencia de su experiencias personales y las interacciones con su entorno.